He leído el artículo titulado Desinformación y su efecto letal en la democracia (DIARIO DE NOTICIAS, 2024-4-29), de Ainhoa Unzu, parlamentaria del PSN, y estoy completamente de acuerdo en todo lo que dice, pero no puedo evitar acordarme de la campaña de bulos y desinformación acerca del euskera que se llevó a cabo en contra del gobierno de Geroa Bai en la legislatura 2015-2019, en la que su partido participó activamente. Se decidió que había que trasladar a la población la idea de que “se está imponiendo el euskera”, sobre todo en el acceso al empleo público, como forma de desgastar al gobierno y conseguir el poder en Navarra. La actual presidenta, María Chivite, dijo literalmente a este periódico: “se está imponiendo el euskera, es la realidad” (DIARIO DE NOTICIAS, 29-4-2018). La verdad es que la campaña funcionó muy bien. El único problema es que lo que se transmitió era completamente falso. No lo digo yo, lo dijo Miguel Izu, miembro de Izquierda Unida, exvocal del Tribunal Administrativo de Navarra y autor, entre otros, del libro El régimen lingüístico de la Comunidad Foral de Navarra. En el artículo Aviso a votantes (DIARIO DE NOTICIAS, 23-5-2019), posiblemente preocupado por el efecto que tendría en las urnas la campaña de desinformación sobre el euskera, explicaba básicamente que, fuera de Educación, en general el euskera no era requisito ni se puntuaba como mérito, ni con UPN ni con Geroa Bai:

“En 2011 [con UPN] eran un 9,3% las plazas de la Administración Foral que exigían el conocimiento de euskera, la mayoría de ellas (89%) de docentes de euskera (...) En 2018 son el 8,3% del total [algo menos], la mayoría, como antes, de docentes de euskera (...) Alguien dirá que, aunque no se exija, se puntuará tan alto conocerlo que solo quienes hablen euskera podrán obtener la plaza, pero en realidad la mayoría de los procesos de ingreso en la función pública se hacen por oposición, es decir, no se valoran méritos, tampoco el conocimiento de euskera”.

Ni requisito, ni mérito. La realidad es que la única lengua obligatoria por ley en Navarra es el español (el español en la Alta Navarra, el francés en la Baja Navarra).

Otro ejemplo de “desinformación y su efecto letal en la democracia” fue el de Carlos Gimeno en Fustiñana. En 2019, en Fustiñana, se dio la oportunidad a las familias de poder elegir estudiar euskera como asignatura (modelo A). Gimeno y todo el PSN montaron un escándalo, se quejaron de que añadiría “gran complejidad a la organización del centro” y de que “no había inconveniente para dotar recursos personales de euskera a pesar de estar en zona no vascófona”.... El “medio de comunicación” OK Diario se hizo eco de esos “graves problemas” y publicó un artículo titulado: Denuncian que Solana quite horas de inglés a un cole de la Ribera para que cuatro alumnos aprendan euskera (3-4-2019). Terminaron difundiendo pasquines anónimos con los nombres y apellidos de las familias.

Así que termino citando el artículo de Ainhoa Unzu: “La desinformación es la construcción de un relato creado de manera malintencionada, en base a información falsa con el único objetivo de manipular y engañar a la opinión pública, por intereses, casi siempre, políticos y económicos. (...) Esto, sin duda, exige que los partidos, como garantes de la participación democrática, se abstengan de lo que viene siendo habitual: expresiones de incitación al odio, mentiras y desinformación como un claro y desesperado intento de obtener rédito político. Los bulos constituyen un verdadero riesgo, capaz de amenazar a las sociedades e instituciones democráticas a todos los niveles, y con un gran poder destructivo”.

Pues eso”.